Texto completo de la homilía de Santo Padre en la misa de canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II cortesía de Zenit.org: Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros
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