Este vehículo se masificó en Venezuela y con ello han aumentado la cifra de lesionados menores de 30 años
ÚN | Mabel Sarmiento Garmedia.- Los motorizados en este país son sinónimo de anarquía, caos, delitos, transgresión a la ley, muertes y discapacidad... Todos los calificativos negativos se adosan a ese sector del transporte superficial, que se convirtió en un problema de salud pública. En los anuarios de mortalidad 2010-11, los accidentes de tránsito son la séptima causa de muerte (las enfermedades del corazón, el cáncer, los daños cerebrovasculares, los suicidios, los homicidios y la diabetes ocupan los primeros lugares) en las estadísticas.En el registro histórico desde 1995 hasta 2011, del total de fallecidos en las vías nacionales -calculados en 95.876-, los que andan en dos ruedas ocupan el segundo lugar en materia de decesos.Se trata de una cifra alarmante, sin duda, considerando que la mayoría de los afectados (muertos o lesionados) formaban parte de la población económicamente activa. Y hay más: en el primer Estudio Nacional de Accidentes de Motos en Venezuela de 2012, realizado por Avepae (Asociación Venezolana para la Prevención de Accidentes Viales) y Ciesvial (Centro de Investigación y Educación Vial), se registraron cerca de mil fallecidos. La investigación arrojó además un saldo de tres muertes por día y 95 lesionados cada 24 horas.Salud pública. Copiando una frase del doctor Alexis Parra, director del Hospital Domingo Luciani de El Llanito, adscrito al Ivss, el de los motorizados es “un problema de Estado”.Parra explicó que un paciente con politraumatismo (como consecuencia directa del uso de la moto) requiere por lo menos entre seis meses y un año de recuperación, sin contar el costo del material de síntesis (clavos, prótesis...): “Entre Bs 40 mil y Bs 50 mil en promedio puede invertirse en un enfermo de este tipo. Desde que ingresa a la emergencia hasta que sale de la sala de recuperación, todo lo asume el Estado”.Calculó que, en ese nosocomio, atienden entre 10 y 14 motorizados con politraumatismo a diario. “Hay días en que llegan a 20. Pero lo preocupante es que son jóvenes, de 14 a 30 años. Esto afecta todos los géneros e incluso a niños, que ahora están ingresando con miembros gravemente lesionados, porque los trasladan sin protección”, agregó.Como anécdota, contó que a ese puesto asistencial entró un motorizado con su esposa y tres niños. El único que tenía casco era él. Lamentablemente, uno de sus pequeños murió: “Los llevaba a la escuela... Estamos en alerta, pues hay una sobredemanda de este tipo de pacientes”.En ese centro hay dos servicios de trauma (I y II). Cada uno tiene 34 camas y los lesionados se ven incluso por los pasillos. Más allá de eso, el doctor Parra afirmó que la recurrencia de ese tipo de accidentes hace mermar la economía porque se trata de ciudadanos activos que necesitan hasta un año para reincorporarse a su actividad productiva.“Los que quedan con lesiones graves e irreversibles se convierten en una carga familiar: pacientes parapléjicos, con vida vegetal o amputados. En vista de la velocidad con la que viajan, los impactos son fortísimos. Hace poco trajeron a un muchacho de 19 años que por un lado entró él y por el otro el brazo. A las seis horas murió”, aseveró.Lenin Cira, especialista del área de Traumatología, dijo que esos conductores representan entre el 70% y 80% de los que ingresan por politraumatismo. Los daños, señaló, son graves porque es un medio de transporte de gran impacto debido a su velocidad.“La tasa es alta. Llegan con fracturas segmentarias, de alta energía, abiertas con elevado grado de contaminación. La lista la lideran las roturas de fémur y de tibia, las siguen de ambos miembros (superiores o inferiores) y amputaciones parciales o totales”, añadió.Conciencia. Ha sido una política recurrente en la última década anunciar planes para atacar la anarquía de ese gremio. La más reciente es “El reto es no pifiar”. No obstante, las buenas voluntades van por el canal lento. Imprudencia e impericia son el plato fuerte. Es tan así que lo peatones dicen que esos conductores siguen sin entrar por el carril. Según el doctor Alexis Parra, no habrá conciencia mientras no se sancione.Es común escuchar que el problema del boom de los motorizados solo está en Caracas. Pero también se detecta en otras ciudades, como Barinas, Zulia, Mérida y Valencia.El sociólogo Luis Pedro España, director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab), cree que ese fenómeno surge a raíz de las colas capitalinas.“En los últimos años ha habido una masificación de este medio de transporte. La moto que antes era vista como un vehículo dentro de las zonas populares ahora lo es igual de la clase media, de la profesional, y es porque es de rápida movilización. Incluso, hay quienes tienen un mototaxista fijo o un chofer exclusivo. Es un servicio que está siendo usado por todos los sectores”, comentó.En cuanto a la vinculación de ese medio con hechos delictivos, el ministro de Interiores, Justicia y Paz en 2013, Miguel Rodríguez Torres, se refirió a que en 70% de los robos, secuestros y homicidios se utilizaba una moto.Sin embargo, España recordó que años atrás, cuando solo había motorizados (tipo mensajeros) y algún que otro particular, también había delito en dos ruedas. Por tanto, no vinculó ese medio con la delincuencia: “Son eventos independientes, muchos la usan como instrumento de trabajo y para la movilidad rápida. No porque haya más motos hay más delincuencia. Eso obedece a otro factor social, político, económico, pero no a la masificación de este transporte”.Realidad. Ciertamente, ese vehículo es de bajo costo en comparación con un carro (el precio justo no llega a Bs 20 mil pese a que se comercializan por encima de los Bs 50), es fácil estacionarlo, su mantenimiento es más asequible, facilita la circulación y se ha convertido en un medio de subsistencia dentro del sector de la economía informal mediante la modalidad del mototaxi. Se calcula que solo en Caracas hay más 800 cooperativas de mototaxistas, oficio que aparece regulado en la Ley de Tránsito Terrestre de 2012. En 2013, el entonces ministro Miguel Rodríguez Torres había declarado que en el país había cerca de 1.500 motos. En esa fecha, el Instituto Nacional de Tránsito Terrestre (Intt) comenzó un censo del gremio, el cual no ha terminado. Como adelanto, la Fuerza de Integración Motorizada estimó la existencia de dos millones.Pero a decir de Rebeca Serrano, vocera de esa organización, la cifra nunca va a ser definitiva: “Todo los días hay un nuevo motorizado. Es una realidad en todo el país. Quizás hay 10 millones de personas usando la moto como medio de trabajo y para trasladarse. No todos son transgresores, muchos quieren cambiar. Hay que crear conciencia”.Es dura la realidad y las cifras reveladoras. Pero el fin de estas líneas es prender las alarmas y comenzar el camino a la concientización. No más niños sobre motos, no más imprudencia, más cordura y respeto a las leyes. “Aplicar la ley y sancionar, esa es la campaña más eficaz”, manifiestan los de a pie.
via Últimas Noticias - Actualidad http://ift.tt/14yg5DR
No hay comentarios:
Publicar un comentario