Hay historias que a uno le gustaría que fueran ciertas, que no dejaran lugar a dudas y que se repitieran. Esta, que incluye un contacto entre especies que parece sacado de un cuento, es una de ellas. Denise Herzing, bióloga conductual del programa Wild Dolphin Project, nadaba en aguas del Caribe con un grupo de delfines a los que ha seguido durante los últimos 25 años cuando escuchó que uno de ellos decía: «¡sargazos!». Lógicamente, el delfín no articuló palabra, sino un silbido que el software desarrollado por Herzing y su equipo tradujo simultáneamente por primera vez.
«Me quedé de piedra», reconoce Herzing a la revista NewScientist. El milagro lo hizo un prototipo de traductor de los silbidos de los delfines llamado Cetacean Hearing and Telemetry (CHAT).
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